Bienestar subjetivo en el Envejecimiento Activo

Introducción

En el siguiente artículo de revisión bibliográfica, se elaboró una articulación entre dos variables, Bienestar Subjetivo, que se define como la autoevaluación que hace la persona sobre su vida, dicha valoración está constituida por juicios cognitivos sobre satisfacción vital. Así como valoraciones afectivas de los estados de ánimo y emociones propias. En tanto podemos decir que en el bienestar subjetivo se hallan relacionados los componentes afectivo y cognitivo Diener et al (2011), y Envejecimiento Activo, que lo podemos definir como el mantenimiento de la capacidad funcional, la práctica de actividades físicas, el control o la ausencia de enfermedades crónicas, la aceptación de los cambios biopsicosociales, la salud, la autonomía, la independencia y la creatividad, evitar la depresión, estar contento con el entorno familiar y tener amigos, la inserción social y la búsqueda de medios de aprendizaje. Colussi et al., (2019). La Organización Mundial de la Salud entiende por “Envejecimiento saludable es un proceso continuo de optimización de oportunidades para mantener y mejorar la salud física y mental, la independencia y la calidad de vida a lo largo de la vida”. (OPS/OMS, 2021).

Bienestar Subjetivo

Se define al bienestar Subjetivo como la autoevaluación que hace la persona sobre su vida, dicha valoración está constituida por juicios cognitivos sobre satisfacción vital. Así como valoraciones afectivas de los estados de ánimo y emociones propias. En tanto podemos decir que en el bienestar subjetivo se hallan relacionados los componentes afectivo y cognitivo, en el componente afectivo, las personas con bienestar subjetivo, declaran la experimentación frecuente de emociones positivas y pocas vivencias de emociones negativas. En relación al componente cognitivo, dirían que están satisfechas con su vida Diener et al (2011). Según algunos autores existen dos importantes acercamientos a la conceptualización del bienestar la hedónica y eudaimónica, la primera se basa en sentirse bien y la segunda en funcionar bien, ambas se complementan por lo que el abordaje completo del bienestar implica que ambas sean tenidas en cuenta. (Ryan & Deci, E. , 2001).

Otros autores agregan que, en la perspectiva basada en sentirse bien, la hedónica, el acercamiento empírico más relevante es el llamado bienestar subjetivo, porque destaca que la percepción subjetiva que las personas tienen de su vida es más importante, que los indicadores objetivos, sobre la calidad de vida. Las personas que se autodenominan felices y así se sienten, son vistas por otras personas como personas felices, recuerdan muchos más momentos felices, ríen más y tienen respuestas fisiológicas relacionadas con el sentimiento de felicidad Lyubomirsky et al (2005).

En la visión de la siguiente autora, aparecen propuestas seis dimensiones de las cuales surgen y se desarrollan las escalas de bienestar psicológico (Ryff, 1989). Estas son: la autonomía -capacidad de mantener la independencia y la individualidad en diferentes ámbitos/situaciones y sobrellevar la presión social-; dominio del ambiente -capacidad de seleccionar o crear ambientes que favorezcan la satisfacción de metas y necesidades-; autoaceptación -tener un registro real de las propias acciones, motivos y sentimientos-; relaciones positivas con los otros -confianza mutua y empatía-; crecimiento personal -ocupación del desarrollo del potencial personal para seguir creciendo-; y propósito de vida -proponerse metas y marcar objetivos para direccionar la vida- (Keyes et al, 2002)

Estudios mostraron el bienestar está ligado a factores diversos como condiciones de crianza, vínculos con parientes y amigos tipo de actividades laborales rasgos de personalidad, disponibilidad y utilización del tiempo libre, lugar donde se vive, acceso a parques, lugares de convivencia social, los niveles de seguridad, la tenencia de hijos y sus diferentes edades, los vínculos de pareja, la economía del hogar y personal, el marco macroeconómico, la distribución de los ingresos, el desempleo y la ocupación, el nivel de salud, la escala de valores que se posee, la disponibilidad de participación en tomas de decisiones a nivel político y más. (Rojas, 2011).